Por Ernesto Cruz
para el Proyecto Unidad por Cuba
Marzo 24, 2013
En estos dias Dios me regalara la mayor alegria que como
hombre he podido sentir, sere padre. Ademas del manantial de emociones que me
inundan, tambien me ahogan las preguntas. Me cuestiono mi capacidad como
mentor, como ejemplo, como proveedor, como maestro, como amigo, solo para
mencionar algunas. Es una serie de responsabilidades que lejos de asustarme, me
provocan entusiasmo y regocijo. Que acepto con una responsabilidad que nunca
crei poder desarrollar. Tambien me hace reconocer que en una gran manera la
estabilidad y bienestar de mi hijo dependen de cada una de mis acciones, tanto
profesionales como personales.
En una sociedad democratica, cada hombre alcanza lo que
se proponga y el gobierno solo provee ese “caldo de cultivo” que facilita el
desarrollo del hombre. Esto me asegura que el porvenir de mi hijo en gran
manera dependera de mi tenacidad como ser humano.
Es inevitable pensar tambien en la posicion de un padre
viviendo en Cuba. Alli donde las ideas son prefabricadas, las carreras son
dirigidas, y la ideologia es obligada,
es dificil imaginar como responde un padre a las inquietudes de su hijo. Centro
este principio en la realidad de que cuando un hombre se expone a diferentes
situaciones en la vida eso es lo que lo hace crecer, lo ensena como reaccionar
ante cada una de ellas, pero sobre todo, construye esa famosa experiencia tan
necesaria para realizarse como ser humano.
Padre cubano, no es justo que te obliguen a obligar
ideologicamente a tu hijo. No es justo que te limiten a hacer de tu hijo un
esclavo de una ideologia obsoleta en un mundo que gira a mil revoluciones por
hora. Un mundo que evoluciona por minuto, que para seguirle el ritmo tenemos
que saltar en ese tren dinamico del desarrollo. Y el desarrollo de hoy es
rapido y no va acorde con una revolucion estancada hace 54 anos. Una revolucion
que siembra la apatia entre los que llama sus hijos. Y ustedes como padres
saben, mejor que nadie, que eso no es forma de querer a un hijo.
Ensenemosle a nuestros hijos a querer a sus hermanos, a
valorar a cada ser humano por lo que es, no por la ideologia que practica.
Tenemos que aprender a vivir en un mundo diverso, global, infinito. Vamos a
tener una vision inteligente de una Cuba futura, grande y viva. Para esa Cuba
nuestros hijos son vitales, por eso es vital que empecemos con ellos, es
nuestro deber como mentores. Hermanos, el legado de una patria armonica y
plural esta en nuestras manos. Hagamos nuestro tiempo contar, porque ese, al
fin y al cabo, es nuestro major legado.
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